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miércoles, 20 de enero de 2010

Retomando el encuentro.

Seguiré hablando del encuentro que tuvieron la pequeña y la mujer. Lo podemos entender, como una segunda parte de la historia, que no puede unirse.
Resulta increíble, cómo la niña se sorprende, al conocer y darse cuenta de todo lo que tiene la mujer. Claro que, nos tenemos que poner en la piel de la pequeña, ya que, al saber que la mujer tenía una casa muy grande, plantas, columpios y toboganes, animalitos..., no entendía, cómo no tenía a nadie, con quién poder compartirlos. La pequeña en su lugar, seguro que también tenía bastantes cosas con las que disfrutar, pero ella lo hacía con alguien, sus amigos del colegio, sus hermanos o sus padres.
Con esa edad, tener tantas cosas con las que poder jugar, se convierten en nuestra mayor ilusión y estamos deseando terminar los deberes para ponernos a jugar. No tenemos preocupaciones, todo está bien a nuestro alrededor y si existen problemas, seguramente no nos percatemos de su existencia. No porque no nos importen, sino porque con esa edad, no hemos alcanzado la suficiente madurez que precisamos para afrontar las cosas.
Analicemos ahora el papel que juega la mujer, la otra cara del asombro. Se trata de una mujer de unos cincuenta años, que lleva toda su vida viviendo sola. La abandonaron en cuanto aprendió a vestirse sola., ya que en su momento, consideraron que estaba preparada para poner rumbo a su vida. Pues se equivocaron por completo, porque aún era una niña (la misma niña que se sorprendía viendo su casa, columpios, animales...). Todo lo que tenía era una gran herencia de su familia, cosas materiales. No le daba importancia, porque ha crecido con eso y lo considera “normal” (sin embargo a la niña le causó un gran impacto). La mujer cree que le ha hecho daño a alguien y que de ahí, viene toda su desgracia. No es felíz, se siente sola, desprotegida y siente que no es importante para nadie, por eso el momento en el que la niña descubre todo lo que ella tiene, se emociona y sonríe, ya que nunca antes alguien se había preocupado por ella, si vive sola, tiene hijos, si necesita hablar...
En definitiva, podemos concluir diciendo que, desde los ojos de la niña, tener tantas cosas es una maravilla y un privilegio, sin embargo la mujer no será nunca felíz, ya que carece de cariño, atención y amor. No conoce nada de esto, no sabe qué es sentirse querida, sólo sufre soledad en solitario.

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